jueves, 1 de marzo de 2012

Tagore, un lugar de grandes ventanales...



Hola, soy una silla de ruedas y Vivo en Tagore desde que abrió sus puertas en 2009. 

He visto tantas cosas en estos años y se han sentando en mi tantas personas que he decidido crear un blog para contarle al mundo qué es eso de hacerse mayor dentro de una residencia.

No pertenezco a nadie pero todo el que quiera se puede sentar en mi. Esto me ha permitido asistir a muchas conversaciones, pensamientos y anécdotas que periódicamente voy a ir contado en este blog.

Que nadie se escandalice, la intimidad de los residentes está perfectamente a salvo conmigo, no voy a contar nada comprometido ni casos concretos, pero sí voy a contar cómo se ve la vida cuando uno se hace mayor y "se ve" sentado en mi…

Cómo no, también voy a contar mi visión y mi versión de las cosas que pasan diariamente y de cómo veo yo la vida desde este lugar de amplios ventanales…

Ah!! y voy a hacerme un perfil en Facebook para hacer muchos amigos y compartir con todos las entradas que escriba. ¡Esto de las nuevas tecnologías mola mucho para comunicarte con mucha gente, aunque estemos muy lejos!


Bueno, voy a ponerme seria:

Creo que a día de hoy para muchos sigue imperando la idea de que los centros residenciales son lugares -deposito en los que “dejar” al abuelo y así poder vivir más tranquilos. Creo que esa idea hay que cambiarla. Eso será así para quien lo sea, pero yo veo a muchas personas que diariamente vienen a ver a sus mayores y se van con la pena y el sentimiento de culpa de no poder atenderles, eso si, también se van tranquilos porque saben y ven, que están bien atendidos.

La vida es muy complicada y nuestro actual “modus vivendi” no está diseñado para poder ocuparnos de nuestros mayores cómo quisiéramos así que como primer mensaje de esta humilde silla de ruedas al mundo, me gustaría decirle a todo aquel que se ha visto obligado a internar a su mayor en un centro residencial y que vive con un continuo sentimiento de culpa, que no se fustigue más. Que las cosas son como son y hay que afrontarlas (que no aceptarlas) de la manera más meditada y práctica posible. Que ciertamente, hay decisiones que duelen pero que, según sean las circunstancias, son las más beneficiosas para todos.

Yo no estaría lanzando este mensaje si viera que los mayores están mal cuidados o si el equipo humano no se implicara,  pero día a día veo como cada profesional, cada uno desde el papel que le toca, se entrega y apuesta por un trabajo bien hecho y porque los mayores se encuentren en la residencia,  como en su casa.

Voy a terminar esta entrada con un video que espero sea el primero de muchos…

Es un corto que ha ganado muchos premios y del que no os adelanto nada porque hay que verlo…y sentirlo.

Hay que verlo hasta el final,  es importante.



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