domingo, 2 de marzo de 2014

Bendita música


Soy una silla de ruedas y vivo en Tagore desde que abrió sus puertas en 2009...

La semana pasada hubo una fiesta en nuestra residencia y como en todo buen evento, hay dos cosas que no pueden faltar: 

     el chocolate y la música.

Yo pensaba que no me iba a tocar, pero cuando una de las responsables cogió por banda a María, la sentó encima de mí y nos sacó al centro de la sala, sabía que ya no pararía en toda la tarde.

Primero fue María, después Antonio, después Jimena y así, uno detrás de otro iban saliendo a bailar mientras las piezas musicales se sucedían. Mis ruedas giraban y giraban a la vez que escuchaba como todo el mundo cantaba. Los residentes, los responsables, los familiares…!allí todo el mundo participaba!

Como soy una silla de ruedas muy eficaz, a la vez que bailaba observaba las caras de los residentes y si algo destacaba en todos ellos eran sus ojos brillantes y sus sonrisas.

Hicimos un recorrido por el pasodoble, el tango, la rumba, el bolero, canciones tradicionales y alguno se animo hasta con un rock and roll

¡Fue mágico!. Ellos estaban encantados y yo, agotada pero feliz.


Dicen los señores que entienden de esto que la música influye en el estado de ánimo de las personas. También dicen que nuestro cerebro es capaz de asociar melodías con situaciones vividas y traer al presente momentos que estaban guardados en la memoria.

Dicen que estos mecanismos son extrapolables al uso de la música como herramienta terapéutica. En función del tipo de enfermedad o trastorno de la persona, la música debe adecuarse a una serie determinadas características con el fin de conseguir efectos positivos en las personas mayores.(Esto lo trabajamos mucho en nuestra residencia)

Cuando nos hacemos mayores sufrimos una serie de cambios que afectan a nuestro bienestar psicológico y emocional. Perdemos, por ejemplo, calidad sensitiva, sufrimos desequilibrios o disminución en los movimientos, cambios cognitivos, nuestra memoria y la rapidez de pensamiento pierden fluidez…

La música puede ayudarlos en gran medida. Así, escuchar y cantar canciones populares de nuestra juventud ayuda a movilizar nuestras emociones y a recuperar nuestra identidad. De igual manera, el reaprendizaje de canciones olvidadas y la participación en los distintos juegos musicales con contenidos lingüísticos estimulan nuestra memoria y nuestras habilidades cognitivas. 

Las dinámicas con instrumentos musicales también ayudan a estimular la capacidad de atención y las habilidades motrices de coordinación.  Las actividades de expresión corporal con música son útiles para estimular el movimiento y el ritmo interno. En definitiva, la música puede ser un perfecto medio para la rehabilitación, la prevención de diversos efectos del envejecimiento o rebajar los niveles de agitacion. ¡Ahí es nada!

Y yo que soy un poco como Santo Tomás (ver para creer) puedo aseguraros que es completamente cierto y que pocas veces he visto “medicinas” tan eficaces y que produzcan un efecto tan “placebo”…

Os dejo con un clásico que seguro conocéis y que en Tagore nos encanta. ¡que lo disfrutéis!